Cada vez me siento más posicionada en la empatía, estoy desarrollando de forma exponencial la capacidad de ponerme en la piel del otro en cualquier circunstancia, incluso en aquellas en las que el sujeto sobre el que empatizar o bien está en un plano de conciencia bastante bajito o bien no se ha portado bien conmigo, sin embargo soy capaz de empatizar con ellos, no contemplo la opción de no hacerlo.
No siempre actúo sobre esta empatía ya que podría ser mal interpretada por el sujeto sobre el que empatizar, utilizo los filtros de esas personas que me rodean, que son maravillosamente empáticas pero que también saben pararme cuando así procede.
Pero para mí lo importante es el proceso que llevo a cabo, últimamente hablo mucho del proceso en general y de mi proceso en particular.
Hace tiempo me pedí a mí misma conseguir ser capaz de no juzgar, de disfrutar de las personas conocidas y desconocidas desde el no juicio, abandonar de una vez por todas el etiquetaje que muchos llevábamos a cabo en los primeros momentos de conocer a una persona.
Hoy en día me lleva a pensar que he sido capaz de abandonar esa parte de mi ego que me hacía creer que era capaz de conocer bien a alguien con solo sentir su energía inicial, dejándome llevar por esa primera impresión que me causaba.
En parte erraba, ya que dejaba que eso que yo llamaba intuición decidiera por mí, pero no era intuición, era ego, y abandonar el ego contribuye de forma vertiginosa a mejorar en empatía. Es cierto que continuo confiando en mi intuición, pero hace tiempo que intento hacerlo tan cerca de la bondad y del amor como puedo y eso me lleva a intuir de una forma más sana, al menos para mí.
Sin embargo suele haber alguien en concreto con quien a menudo nos cuesta empatizar, ese alguien suele ser bastante cercano como para que el ejercicio de conseguir empatizar se convierta en una constante, en un ejercicio que a ratos es arduo, ¿te resuena esto en algo? Esas personas suelen ser familiares de primer grado de consanguinidad o bien compañeros de trabajo o incluso jefes con la misma antigüedad que tú y con poca movilidad interdepartamental, o bien familia política de la figurativamente llamamos “cuñaos”.
Quiero compartir contigo que la manera en la que gestionemos esto nos va a condicionar sin duda, pero además o bien nos va a hacer crecer o bien se va a convertir en una barrera insalvable en el camino hacia la felicidad.

Para empezar con esta gestión a mí me funciona traerlo primero al 

, encontrar el porqué del comportamiento de esa persona, llevarlo al papel y trabajarlo, escupir los sentimientos que nos provoca desde la honestidad y desde permitirnos tener a veces malos pensamientos, por supuesto, permitirnos licencias nos ayuda a crecer, a subir de plano. Si tenemos oportunidad de trabajarlo con la ayuda de un terapeuta sería ideal, a mí me ha funcionado recurrir a las herramientas que mi terapeuta me ha facilitado, entre ellas como habréis adivinado la escritura, hay una variante del coaching que es la escritura terapéutica, y verdaderos profesionales que te invito a seguir.

Una vez traído al plano psicológico y racional y haberlo trabajado nos toca pasarlo por el 

, este plato como pensarás es de los que se cocinan a fuego lento, las prisas no son buenas compañeras en este caso, y sinceramente casi nunca lo son en ningún aspecto de la vida, esto es otra cosa que estoy dejándome enseñar últimamente.

En el plano sensorial están aquellas reacciones que esa persona provoca en mí, o lo que hasta ahora llamábamos provocar en mí, porque lo que realmente sucede es que nosotros tenemos la llave para decidir si permitimos que algo nos provoque o no, nada nos provoca, somos nosotros los que podemos o no dejadnos provocar, la elección una vez más es únicamente nuestra, y esto sin duda es otra ventaja a nuestro favor.
En el plano sentimental están también esos elementos de la sentimentalidad aprendidos, es que es de mi familia, es que una vez me trató bien, es que es menos afortunado que yo, habitualmente las frases que comienzan con un “es que”, no suelen estar en el plano de crecimiento personal, os invito a pararos a observarlo. y todas esas excusas que nos ponemos para caer en victimizar, lo que no nos permitirá seguir avanzando. Victimizar es otra de las cosas que te mantendrá atados a la oscuridad.
Hay un plano que en algunas ocasiones nos olvidamos de trabajar, y es el 

, tiene cierta similitud con el sensorial pero a mí me gusta diferenciarlos, en este quien más tiene que ver es nuestra intuición, sé que me leerán verdaderos escépticos, pero me gustaría que me creyeras cuando te digo que he visto desarrollarse verdaderos milagros entre las personas cuando han fluido en sesiones en las que cada uno de ellos ha querido creer, no importa llevarlas al plano lógico, simplemente creo que funciona el hecho de que ese día tú y sólo tú pretendas que esa actividad te va a ayudar. No me creas pero pruébalo, quizá no sea cuestión de que funcione de forma objetiva, pero si te funciona de forma subjetiva, entonces dale una oportunidad, date una oportunidad de creer en las cosas en las que tú quieres creer, ¿por qué no?

Y una vez realizadas estas tareas, en el orden que quieras, con la intensidad que te pida el cuerpo es ese momento, a mi lo que me funciona es dejadlo fluir, ya lo he trabajado, lo continuaré trabajándolo el tiempo que yo considere necesario, no hay nada establecido y cada uno tenemos nuestros “tempos”, no hay nada marcado, o bien, cerrar esa puerta dando por terminado el trabajo, pero incido en no dejarme participar nunca en el juego de los que victimizan, y si puedo no pierdo la oportunidad de mirarlos como las personas que son y con las experiencias que arrastran, en muchas ocasiones estas personas tienen traumas sin trabajar, no han pasado por el proceso que os comparto, creo que lo que complace, lo que me sitúa es invitarles a hacerlo con afecto y tranquilidad, será estupendo para ellos y a mí me permite continuar viento en popa en el camino de la empatía.
¿Te apetece probarlo?



MEJORAR EN EMPATÍA

¿Alguna vez habéis escrito en vuestro diario, en vuestro blog, en vuestro cuaderno de notas llevados por el enfado? Para mi la escritura es terapéutica así que lo hago habitualmente, lo hago por varias razones:

Para dejar constancia de que me he enfadado e intentar objetivizar el hecho.

Para soltarlo e intentar que se quede ahí.

Para intentar aclararme y saber si tengo razón.

Para llevar a cabo una estadística de las veces que me enfado con alguien / algo y saber en que puesto de “cosas a solucionar” está.

Para poder echarle en cara al otro las veces que “me hace enfadar”

Para releerlo y morirme de vergüenza cuando me doy cuenta en la mayoría de los casos que se ha tratado de un mal entendido, que de nuevo me he dejado llevar por vibraciones bajitas y de nuevo he errado en el resumen del hecho.

¿Cómo lo hacéis vosotros? Al escribir esto soy consciente que sin querer estoy cayendo en:

En la ira por tener la necesidad de soltarlo.

En la soberbia para decirle al otro, “me has hecho enfadar X veces”

En el ego porque no paro de repetirme YO, A MI!!!!!!!!!

¿Cómo lidiar con lo de “poner la otra mejilla?

Pues de nuevo recurramos a la simplicidad, porque nada de lo anterior me va a hacer sentir bien, ¿y entonces? Creo que una de las mejores cosas es continuar utilizando la escritura como algo terapéutico pero llevando a cabo un último paso…

…QUEMAR LO ESCRITO :Principalmente como metáfora de que esas cosas ya no viven en ti.

QUEDAR CON TU MEJOR AMIGA Y CONTARSELO, tomaros una copa de vino y reíros de nuevo por caer siempre en los mismos errores y porque sólo ella es capaz de recordarte desde el cariño lo pesada que eres con algunas cosas.

MEDITAR, ¿Que suena demasiado cool?, pues no es otra cosa que apartar ese pensamiento de tu cabecita loca y concentrarte en inhalar y exhalar, pura magia.

LET IT BE, este es el efecto, déjalo estar, déjalo pasar, compórtate como haría un Beatle pero sin recurrir a los estupefacientes, seguro que tienes algo más importante en lo que pensar que ese enfado.

El hecho es que cuando en vez de dejarte llevar por esas malas sensaciones, pensamientos, ideas, caos, si traes a ti alguna de estas cosas, si lo dejas estar, si te das tiempo, si no le das tanta importancia, si responsabilizas a la luna, a las hormonas, a los astros, habrá un principal beneficiado en todo esto.

Trabajar en uno mismo, apostar por el crecimiento personal diario tiene un beneficiado en particular y eres tú sin duda alguna, además, con total seguridad influirá en alguien a quien también beneficiará, a quien invitarás a la fiesta de estar mejor y quien con seguridad hará lo mismo contigo.

Lo que os digo no es fácil, nos ha enseñado a tener que tener razón siempre, sinceramente ¿Qué ganamos teniendo razón? ¿te hace sentir muy muy bien tener razón como para que te merezca la pena dejarte llevar por estos sentimientos?

En otra ocasión te hablaré del poso que dejan estas cosas, pero eso será otro día.., hoy vamos a por esta, que no es fácil, lo primero a tener en cuenta, identificarla, te animo a que lo hagas y me cuentes que pasó.

Olvida el enfado, olvida la pena, intenta ayudarte a ser un poco mejor hoy, se te va a plantar una sonrisa en la cara tremenda.

LOS ENFADOS

Siempre me he considerado una persona con suerte.
¿Lo soy realmente? o puesto que lo creo ¿he hecho mía la idea de que soy afortunada? ¿Dónde empieza la realidad y dónde termina la realidad de cada uno?
¿ Es verdad que creer en las cosas te lleva a disfrutarlas?. Los suertudos como yo, ¿lo somos o creemos serlo?¿Qué si me han pasado cosas objetivamente negativas?¿A quién no?
¿Qué si me han pasado más cosas objetivamente negativas que a otros? Cuando te metes en todos los jardines y te tiras a todas las piscinas tienes muchas más posibilidades de que te pasen cosas, desde luego.
Creo que lo que realmente es importante es la manera de gestionar esas cosas, para mí la auténtica clave es aprender a elegir entre el victimismo o la oportunidad de crecer. ¿Cuál creéis que es la opción de un “suertudo”?
En la vida, tanto en la personal como en la profesional existen constantes retos, oportunidades de mejora, en ocasiones las adjetivamos de otra manera, véase “dificultades”, “inconvenientes”, “contrariedades”, si os paráis a pensarlo, cualquier adjetivo tiene una parte de subjetividad, yo soy quien adjetiviza el hecho.

Os pongo un ejemplo llevado a nuestro día a día:
Acabamos de abrir el Hotel Autentiko de 4 estrellas Plus en primera línea de playa de ese paradisiaco sitio al sur de nuestro país de residencia. Hemos hecho un 

 hace apenas 15 minutos a una pareja procedente de una pequeña ciudad de Castilla que nos ha parecido majísima, se ha mostrado sorprendida al saber que la apertura del hotel era tan reciente y nos han deseado lo mejor para que este proyecto sea exitoso.
Acaba de llamarnos desde su habitación para informarnos de que su ventana no tiene cortina foscurizante y no son capaces de dormir con luz, ante esto nos pueden surgir dos ideas que me gustaría plantearos


No se dan cuenta de que acabamos de abrir y nos faltan cosas.

Voy a avisar inmediatamente al departamento de Pisos, puede que haya más habitaciones igual.

Que más les dará dormir sin foscurí, problemas los que tengo yo.

Voy a buscarles una habitación superior que tenemos varias disponibles y de broma les voy a poner unos antifaces de los que tenemos en los artículos de bienvenida.

Seguro que son los típicos que encuentran un montón de fallos durante su estancia.

Voy a pedirle a Pisos que revise la habitación a la que le cambió, para que no encuentren más cosas, y voy a retar a los clientes a invitarles a una copa de vino por cada fallo que encuentren del que no se puedan quejar.

Seguro que la habitación nueva que les damos no es de su agrado y se quejan también.

Quiero hacerles conocedores del coste del 

 que les estoy ofreciendo para que valoren en futuras estancias la opción de contratarlo y aumentar la tarifa media de la habitación.

Voy a mirar que día se van, ya me caen mal y aún no han dormido ni una noche aquí…

Voy a mirar su hora de salida para poder ofrecerles también un late 

 sin coste ni para ellos ni para nosotros.

Seguro que son los típicos raritos que no beben más que cosas super 

Voy a pedirle al maître que les suba una botella de esas de vino de aquí de 50 cls. que nos regaló aquel proveedor tan majo.

Voy a advertir a todos los departamentos que tenemos unos clientes altamente conflictivos.

Voy a poner por escrito en el libro de novedades lo que ha pasado para que les demos entre todos unos “mimos extra”.


- ¿Cuántas más de estas ideas se te ocurren? Te invito a que añadas por lo menos otras tres.
- ¿Con qué columna te sientes más identificad@?

La decisión de aprovechar la oportunidad o ser una víctima del hecho ¿de quién es?
Y lo mejor de todo, ¿qué postura creéis que contribuirá a que os sintáis mejor, más profesionales, más valorados, y absolutamente mejor con vosotros mismos?
Siempre hay por lo menos dos opciones. Elige si terminar el turno y compartir en familia o entre amigos la desdicha o celebrar el día compartiendo el éxito.
¿Lo decide alguien por ti o lo decides tú?
¿Eres un tipo o tipa con suerte?
La decisión es sólo tuya.



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LOS ENFADOS

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